Una dosis de tecnología con paracetamol

Teléfono de casa
Imagen Mi teléfono por  Iván Orpí  (CC BY-NC-SA)

La tecnología está aquí para ayudarnos… a veces; otras más bien parece que esté para ponernos trabas y hacer complicado aquello que otrora era sencillo y útil, así que a veces uno se tiene que tomar una dosis de tecnología con paracetamol.

En un mundo donde no tener conexión a Internet es ser una ‘rara avis’, se ha impuesto (nos han impuesto), porque la tecnología está siempre a nuestro servicio, ofrecer llamadas de telefonía fija basadas en VoIP (a ver, que eso de hacerlo vía RTC es algo arcaico, del siglo pasado).

El tema es que de un día para otro el ADSL empezó a darme problemas, hasta quedarme sin servicio. Coges el teléfono para llamar al proveedor del servicios y, ¡oh, sorpresa!, tampoco puedo hacer ni recibir llamadas. Suerte que existe el móvil… y que a veces hasta tiene cobertura.

En un mundo en el que el teléfono fijo es voIP y en el que los teléfonos inalámbricos requieren de suministro eléctrico para funcionar, ¿qué me está aportando la tecnología cuando resulta que en la zona en la que resido no son pocos los cortes eléctricos que padezco ni tampoco estoy exento de problemas con el servicio de ADSL? Sencillamente, se dé A o se dé B, el tema es que para resolver un problema al quedarme sin suministro eléctrico o sin servicio de ADSL me tiene que salvar el móvil (y ya por cebarme, decir que sólo la señal de 1 de las 3 grades operadoras llega donde resido, y con una calidad de señal “cogida con pinzas”).

Sí, soy del siglo pasado, del año en que el hombre llegó a la luna, siglo en el que los teléfonos tenían una rueda con 10 agujeros que hacías girar para marcar los dígitos del número del abonado con el que querías hablar –marcación por pulsos, teléfonos que funcionaban aun cuando se cortase la electricidad y que siempre estaban ahí para sacarte de un apuro.

Quizás debería plantearme el hecho de establecer un plan de contingencia para las ocasiones en que me quedo sin teléfono fijo y la cobertura móvil, misteriosamente, tampoco llega. ¿Será pues el momento apropiado para resucitar al telégrafo? Mientras tanto, a tomarse una dosis de tecnología con paracetamol.

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